Dirección: Diego Quemada-Diez.
Intérpretes: Brandon López, Rodolfo Domínguez, Karen Martínez, Carlos Chajón.
Sinopsis
Historia de un grupo de jóvenes de Centro y Sudamérica que emprenden el viaje que realizan miles de emigrantes tratando de llegar a la "tierra prometida", en busca de hacer realidad su propio sueño americano.
Muchos son los que emprenden el difícil camino a Estados Unidos, pero muy pocos llegan, muy pocos lo consiguen. El camino está lleno de peligros y el desenlace es completamente desconocido e incierto. En esas circunstancias puede aflorar lo mejor y lo peor de cada una de las personas.
Muchos son los que emprenden el difícil camino a Estados Unidos, pero muy pocos llegan, muy pocos lo consiguen. El camino está lleno de peligros y el desenlace es completamente desconocido e incierto. En esas circunstancias puede aflorar lo mejor y lo peor de cada una de las personas.
Crítica
Durante el transcurso de la semana pasada y gracias a la invitación de nuestros amigos de GOLEM y MÁRGENES, a los que desde aquí les agradecemos enormemente y les enviamos un fuerte abrazo, desde CDI nos pudimos acercar al pre-estreno de LA JAULA DE ORO, la brillante obra de Diego Quemada-Díez. Película que viene de ser expuesta en un gran número de festivales internacionales y de recibir importantes premios, acumulando por el camino palabras de elogio y bastantes buenas críticas.
En esta ocasión pudimos contar con el propio director durante la proyección, tras la cual disfrutamos de un pequeño coloquio con él, conducido por el conocido crítico Jordi Costa. En esta charla pudimos entrar en los entresijos de la cinta, sobre todo en la importante labor de documentación realizada por el director durante varios años, entrevistándose con miles de emigrantes que emprendían ese viaje hacia el Norte (así lo llamaba también mi bisabuela, al referirse a su padre que emigró desde España a California). Personas de Honduras, Guatemala, El Salvador, Méjico, etc., que hacen miles de kilómetros en busca de suelo estadounidense; en busca de esas oportunidades que en sus países no tienen, pero que no siempre podrán encontrar en su destino, al cual, muchos de ellos ni siquiera llegan, por el innumerable sinfín de peligros y perversidades a las que el camino está sujeto. En ese trayecto en lo alto de "la bestia" ferroviaria habrá cabida a solidaridad y compañerismo, pero también al robo, al asesinato, al chantaje, al secuestro, a la violación, etc.
Puro cine social y puro cine denuncia (no hay más que pensar en su título) que trata un tema candente, no sólo en Estados Unidos con los inmigrantes que tratan de alcanzar sus fronteras y para lo cual el ejecutivo "yankee" no duda en militarizar las fronteras y construir kilómetros y kilómetros de muros de hormigón y alambradas en sus límites con Méjico para evitarlo, sino también en Europa, donde los países mediterráneos como España, Portugal, Francia e Italia son el destino de millones de emigrantes africanos que buscan ese mismo futuro que los que lo hacen desde Sur y Centroamérica. Un gran problema cuyas soluciones sólo parecen ir encaminadas al cierre de fronteras y a la creación de barreras, militarizadas incluso, sin tratar de solucionar las causas del mismo, que radican en las desigualdades cada vez mayores generadas (que estamos generando) entre el hemisferio norte y el sur, provocando que las personas se lo jueguen todo, su propia vida, por alcanzar esa supuesta tierra prometida donde disfrutar de oportunidades y huir de la miseria y las dificultades de los barrios marginales e inmensamente pobres. Pero como la cinta bien nos muestra, ¿cuántos llegan? ¿cuántos se quedan por el camino? ¿qué rodea todo ese viaje? ¿cuántos intereses y cuántos negocios se creen aprovechándose de esas personas desesperadas? ¿mafias y extorsionadores? Y todo ese sufrimiento por parte de los emigrantes, ¿para qué? ¿acaso la mayoría alcanza esas oportunidades o existen realmente esas oportunidades? Sin duda, interrogantes que nos mueven a la reflexión.
En la cinematográfico, el film huye de todo contenido explícito en cuanto a la dureza, la violencia o la agresividad. Se muestra sin mostrar. Se plantea y se intuye, dejando que sea el espectador quien se imagine y reflexione sobre la misma. En ese sentido y desde este espacio, nos parece un maravilloso acierto. No se quiere hacer una película violenta y tampoco un drama sentimentaloide, por lo que trata de huir de la lágrima fácil y de recursos simplones que busquen removernos vilmente. Ahí está sobresaliente; se muestra, se dice y se hace lo justo para que todos podamos darnos cuenta y reflexionar sobre la magnitud y las consecuencias de cada uno de los episodios que acontecen, pero sin necesidad de abrumarnos con ellos o de "herirnos". Es también aquí donde puede resultar "difícil" y no apta para todos los públicos, dado que requiere de un esfuerzo por parte del espectador, requiere de voluntad y de visión crítica, así que para aquellos que busquen entretenimiento y diversión por sí misma, sin necesidad de requerirle un esfuerzo reflexivo ni de concienciación sobre las dimensiones del drama que están observando, puede no resultar una buena elección. El público que vaya a verla debe saber lo que va a ver, el esfuerzo que le va suponer y la denuncia crítica que van a contemplar.
En esa línea de darle más importancia a las imágenes y a la propia reflexión del espectador, la cinta apenas tiene diálogos y se deja llevar simplemente por la imagen, por la luz natural y por el propio transcurrir del viaje. Ese trayecto medio (inicial-medio) se nos hace lento y extremadamente pausado. Se quiere ser muy descriptivo con cada uno de los riesgos a los que el viaje "castiga" a los emigrantes y esas primeras etapas se hacen lentas y nos preguntamos si era necesario tal cúmulo de sucesos y a ese ritmo. No obstante, hacia su tramo final se resuelve con rapidez, ligereza y la dureza necesaria de toda denuncia que lo pretenda ser; sin darle ninguna concesión al espectador, ni la más mínima alegría que le haga sentirse reconfortado en su butaca. Para ello ni siquiera se duda en la desaparición de personajes, sin saber qué pasa con ellos (perdón por el spolier!). Y así debe ser. Es dura. Dura como la vida misma. Dura como la vida de esos emigrantes y para hacerles honor y en justicia con la realidad. No se le puede dar ninguna concesión al espectador. Debe hacérsele partícipe del sufrimiento sin lugar a posible alivio, para que sea consciente, reflexione y se cuestione la magnitud del drama que entre todos estamos generando. Debe ser un dardo a su conciencia y para ello no ha lugar a ninguna concesión que desvirtuaría la denuncia y lo amargo de la realidad (a la que todos estamos contribuyendo, aunque sea en un mínimo porcentaje).
Siempre nos queda la duda sobre la posible demagogia implícita de alguna de estas denuncias casi en formato documental. Siempre nos queda la duda de cuán fácil es decir y hacer ciertas cosas desde cómodas posiciones (la nuestra la primera; lo sabemos y nos corroe). Y eso en parte es una crítica y en parte una reflexión; y en primer lugar, y para que no haya dudas, hacia NOSOTROS MISMOS.
Como último apunte decir que aunque se pretenda que la cámara no interfiera en la actitud de los personajes, como si se intentase rodar la realidad en sí misma, tal y como es, para lo que no duda en recurrirse a actores no profesionales y a múltiples escenas con los propios emigrantes, como todo ejercicio "científico" y así nos lo enseñaron cuando en esto empezábamos, la mera presencia del observador y del analista ya supone una cambio en la realidad. Ésta no puede ser estudiada sin ser modificada, aunque sea levemente. La sola presencia y el ánimo de la observación científica ya introducen una distorsión de la realidad. La altera, aunque no se quiera. Eso también hay que tenerlo claro.
A veces lenta, a veces difícil de seguir. No para el público que busca simple entretenimiento (una de las funciones del cine, sin duda). Requiere de la reflexión, de la atención a los detalles, de visión crítica. Sea como fuera y parezca lo que les parezca, denuncia necesaria a todas luces, por mucho que le queramos enturbiar con gotitas de fácil demagogia, a nuestro ignorante criterio.
Ejercicio preciso y notable, Diego! Eso sí, de ritmo muy pausado y a veces cansino.
Nota general: 6,5 sobre 10.
En esta ocasión pudimos contar con el propio director durante la proyección, tras la cual disfrutamos de un pequeño coloquio con él, conducido por el conocido crítico Jordi Costa. En esta charla pudimos entrar en los entresijos de la cinta, sobre todo en la importante labor de documentación realizada por el director durante varios años, entrevistándose con miles de emigrantes que emprendían ese viaje hacia el Norte (así lo llamaba también mi bisabuela, al referirse a su padre que emigró desde España a California). Personas de Honduras, Guatemala, El Salvador, Méjico, etc., que hacen miles de kilómetros en busca de suelo estadounidense; en busca de esas oportunidades que en sus países no tienen, pero que no siempre podrán encontrar en su destino, al cual, muchos de ellos ni siquiera llegan, por el innumerable sinfín de peligros y perversidades a las que el camino está sujeto. En ese trayecto en lo alto de "la bestia" ferroviaria habrá cabida a solidaridad y compañerismo, pero también al robo, al asesinato, al chantaje, al secuestro, a la violación, etc.
Puro cine social y puro cine denuncia (no hay más que pensar en su título) que trata un tema candente, no sólo en Estados Unidos con los inmigrantes que tratan de alcanzar sus fronteras y para lo cual el ejecutivo "yankee" no duda en militarizar las fronteras y construir kilómetros y kilómetros de muros de hormigón y alambradas en sus límites con Méjico para evitarlo, sino también en Europa, donde los países mediterráneos como España, Portugal, Francia e Italia son el destino de millones de emigrantes africanos que buscan ese mismo futuro que los que lo hacen desde Sur y Centroamérica. Un gran problema cuyas soluciones sólo parecen ir encaminadas al cierre de fronteras y a la creación de barreras, militarizadas incluso, sin tratar de solucionar las causas del mismo, que radican en las desigualdades cada vez mayores generadas (que estamos generando) entre el hemisferio norte y el sur, provocando que las personas se lo jueguen todo, su propia vida, por alcanzar esa supuesta tierra prometida donde disfrutar de oportunidades y huir de la miseria y las dificultades de los barrios marginales e inmensamente pobres. Pero como la cinta bien nos muestra, ¿cuántos llegan? ¿cuántos se quedan por el camino? ¿qué rodea todo ese viaje? ¿cuántos intereses y cuántos negocios se creen aprovechándose de esas personas desesperadas? ¿mafias y extorsionadores? Y todo ese sufrimiento por parte de los emigrantes, ¿para qué? ¿acaso la mayoría alcanza esas oportunidades o existen realmente esas oportunidades? Sin duda, interrogantes que nos mueven a la reflexión.
En la cinematográfico, el film huye de todo contenido explícito en cuanto a la dureza, la violencia o la agresividad. Se muestra sin mostrar. Se plantea y se intuye, dejando que sea el espectador quien se imagine y reflexione sobre la misma. En ese sentido y desde este espacio, nos parece un maravilloso acierto. No se quiere hacer una película violenta y tampoco un drama sentimentaloide, por lo que trata de huir de la lágrima fácil y de recursos simplones que busquen removernos vilmente. Ahí está sobresaliente; se muestra, se dice y se hace lo justo para que todos podamos darnos cuenta y reflexionar sobre la magnitud y las consecuencias de cada uno de los episodios que acontecen, pero sin necesidad de abrumarnos con ellos o de "herirnos". Es también aquí donde puede resultar "difícil" y no apta para todos los públicos, dado que requiere de un esfuerzo por parte del espectador, requiere de voluntad y de visión crítica, así que para aquellos que busquen entretenimiento y diversión por sí misma, sin necesidad de requerirle un esfuerzo reflexivo ni de concienciación sobre las dimensiones del drama que están observando, puede no resultar una buena elección. El público que vaya a verla debe saber lo que va a ver, el esfuerzo que le va suponer y la denuncia crítica que van a contemplar.
En esa línea de darle más importancia a las imágenes y a la propia reflexión del espectador, la cinta apenas tiene diálogos y se deja llevar simplemente por la imagen, por la luz natural y por el propio transcurrir del viaje. Ese trayecto medio (inicial-medio) se nos hace lento y extremadamente pausado. Se quiere ser muy descriptivo con cada uno de los riesgos a los que el viaje "castiga" a los emigrantes y esas primeras etapas se hacen lentas y nos preguntamos si era necesario tal cúmulo de sucesos y a ese ritmo. No obstante, hacia su tramo final se resuelve con rapidez, ligereza y la dureza necesaria de toda denuncia que lo pretenda ser; sin darle ninguna concesión al espectador, ni la más mínima alegría que le haga sentirse reconfortado en su butaca. Para ello ni siquiera se duda en la desaparición de personajes, sin saber qué pasa con ellos (perdón por el spolier!). Y así debe ser. Es dura. Dura como la vida misma. Dura como la vida de esos emigrantes y para hacerles honor y en justicia con la realidad. No se le puede dar ninguna concesión al espectador. Debe hacérsele partícipe del sufrimiento sin lugar a posible alivio, para que sea consciente, reflexione y se cuestione la magnitud del drama que entre todos estamos generando. Debe ser un dardo a su conciencia y para ello no ha lugar a ninguna concesión que desvirtuaría la denuncia y lo amargo de la realidad (a la que todos estamos contribuyendo, aunque sea en un mínimo porcentaje).
Siempre nos queda la duda sobre la posible demagogia implícita de alguna de estas denuncias casi en formato documental. Siempre nos queda la duda de cuán fácil es decir y hacer ciertas cosas desde cómodas posiciones (la nuestra la primera; lo sabemos y nos corroe). Y eso en parte es una crítica y en parte una reflexión; y en primer lugar, y para que no haya dudas, hacia NOSOTROS MISMOS.
Como último apunte decir que aunque se pretenda que la cámara no interfiera en la actitud de los personajes, como si se intentase rodar la realidad en sí misma, tal y como es, para lo que no duda en recurrirse a actores no profesionales y a múltiples escenas con los propios emigrantes, como todo ejercicio "científico" y así nos lo enseñaron cuando en esto empezábamos, la mera presencia del observador y del analista ya supone una cambio en la realidad. Ésta no puede ser estudiada sin ser modificada, aunque sea levemente. La sola presencia y el ánimo de la observación científica ya introducen una distorsión de la realidad. La altera, aunque no se quiera. Eso también hay que tenerlo claro.
A veces lenta, a veces difícil de seguir. No para el público que busca simple entretenimiento (una de las funciones del cine, sin duda). Requiere de la reflexión, de la atención a los detalles, de visión crítica. Sea como fuera y parezca lo que les parezca, denuncia necesaria a todas luces, por mucho que le queramos enturbiar con gotitas de fácil demagogia, a nuestro ignorante criterio.
Ejercicio preciso y notable, Diego! Eso sí, de ritmo muy pausado y a veces cansino.
Nota general: 6,5 sobre 10.
Tráiler
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