martes, 26 de junio de 2012

Funny Games (Juegos Divertidos)

Año: 1997.

Dirección: Michael Haneke.

Intérpretes: Susanne Lothar, Ulrich Mühe, Arno Frisch, Frank Giering, Stefan Clapczynski.

Sinopsis
La familia formada por Anna (personaje de Susanne Lothar), Georg (Ulrich Mühe) y su hijo Georgie (a quien da vida Stefan Clapczynski) se desplaza a su casa del lago para pasar allí un periodo vacacional y disfrutar de la tranquilidad y la soledad que ese paraje les proporciona.

Sus vecinos y amigos, con los que suelen jugar al golf,  han llegado con anterioridad y han venido acompañados, en esta ocasión, de dos jóvenes  (personajes interpretados por Arno Frisch y Frank Giering), curiosamente vestidos y cuyos finos y educados modales esconden una violenta forma de pensar y divertirse.

Crítica
Funny Games = Violent Games.

El reposo obligado nos tiene disfrutando de algunas cintas que tenemos apiladas en la estantería ubicada justo encima de la televisión y fue ya hace unos días cuando  decidimos pasar un rato en compañía del señor Haneke, triunfador recientemente en algunos festivales cinematográficos de prestigio con su último título.

Recordamos que hace unos años se hizo una versión americana del presente film, del cual pudimos ver algunos fotogramas, sin rendirle demasiada pleitesía. Así que, en esta ocasión, teniendo en nuestras manos la cinta original, ¡qué buena ocasión para darle una oportunidad!

Michael Haneke da forma a una película tremendamente provocativa, violenta y radical, que te tiene enganchado a la pantalla en todo momento. Es verdad, como decimos, que es violenta, pero al igual que en aquella Naranja Mecánica de Kubrick, la fuerza de las imágenes y cierta dosis de incredulidad ante lo visto, sirven de elemento de atracción, para algunos incluso de fascinación. Ambas obras son comparables en cuanto a temática y a violencia, pero con diferencias notables en cuanto a formas. En esta ocasión la simplicidad con la que se exponen los juegos desgarrados y despiadados de ambos jóvenes es fríamente macabra. Desde la normalidad y la aparente educación y buenas maneras, dos jóvenes son capaces de colarse en tu casa y sembrar el más profundo de los pánicos y terrores, sin pestañear y sin remordimiento alguno. Pudiéndote quitar todo, hasta lo más íntimo y propio: tu dignidad, tu intimidad, tu mismísimo ser. Una violencia enfermiza planteada como un juego, como el juego demente, pero tratado desde una aparente amabilidad y simplicidad. Si lo pensamos por un momento, ¡cuan fácil es hacer el mal!, ¿no creen?

Después de verla, ¿quién no temerá pasar unas vacaciones en la soledad de una casa de campo? ¿quién le abrirá la puerta a un extraño?¿quién confiará en las apariencias y en las buenas formas?... Nosotros no lo tenemos tan claro; siembra la semilla (y la hace brotar) de la intranquilidad, la impaciencia, la desconfianza.

Esos elementos atractivos, e incluso admirados por la crítica, hacen que la película nos haya aportado cosas y cosas buenas, pero también destacamos algunos aspectos que no nos acaban de satisfacer. Tiene un halo de frescura, tratado siempre desde la lucidez de Haneke, pero nosotros, desde nuestra ignorancia, habríamos omitido ciertos elementos de violencia tan explícita. Si bien es verdad, que debe tenerlos, hay "cosillas" que se debían haber "aligerado". Puede parecer un poco contradictorio lo que decimos y quizá no lo sepamos expresar, pero la idea es que violenta ha de ser, pero en ocasiones no tan explícita. Eso sí, para los que no la hayan visto, no se crean que hay excesivos palos o sangre o escenas "repulsivas". No, no es eso, ya que como hemos dicho, lo que la hace más dura y fría es su simplicidad, pero algún elemento (y no desvelo más) debería haberse suavizado. Sería  un pequeño arreglo dentro de una gran virtud.

Es también una clase maestra sobre el control, sobre quien lo posee y sobre cómo uno mismo, resguardado en la idea de que vive y mantiene el poder sobre su vida, éste te puede ser arrebatado en cualquier momento. En el momento en el que menos lo sospeches. En el film, es el personaje de Arno Frisch quien tiene ese control, de hecho su personaje es el control, el poder. Su aparente lucidez y templanza le da el mando e incluso la capacidad de interactuar con el espectador a modo de exposición de los hechos, de hacernos cómplices de lo que está pasando. Como si fuese él quien nos estuviese mostrando lo que ocurre y cómo lo puede manejar a su antojo. Como si fuese una ponencia sobre la facilidad para causar daño, la facilidad con la que se siembra el mal. No obstante y sin necesidad de spoiler alguno, ese control, esa capacidad de dirigir la exposición por donde él quiere, le concede también la capacidad de modificación de los hechos, cosa que no nos ha gustado; en un momento del film, se le dota de la capacidad de cambio, ¿?, eso no nos ha gustado nada. Incluso, en otro momento, se le confiere o se le dota del don de la suerte, de la casualidad... o, ¿es también control?

Muy destacable también el cuarteto protagonista. Creíble, preciso, con las miradas y los gestos justos y precisos para transmitir sin necesidad de sobreactuar. Frialdad de ojos y labios que congela y te toca, te llega.

Es un tipo de cine que provoca, ya sea acercándote o alejándote, pero lo que está claro es que despierta algo en los espectadores, transmite y eso, señores, eso tiene que ser el cine. Algo que transmita, entretenga y divierta. Júzguenla ustedes mismos: o te aproximas a ella o la detestas. Nosotros, de mente científica, nos situamos en la solución de compromiso entre ambos extremos.

Nota general: 5,0 sobre 10.

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viernes, 22 de junio de 2012

The Change-Up (El cambiazo)

Año: 2011.

Dirección: David Dobkin.

Intérpretes: Jason Bateman, Ryan Reynolds, Olivia Wilde, Alan Arkin.

Sinopsis
Mitch (personaje interpretado por Ryan Reynolds) y Dave (al que da vida Jason Bateman) son dos muy buenos amigos desde la adolescencia, no obstante las responsabilidades personales y profesionales hacen que cada vez se vean menos.

Dave está casado y tiene tres hijos, además de estar entregado a su vida laboral, como un prometedor abogado cuya carrera no tiene techo. Por contra, Mitch sigue soltero y sin ataduras. Trabaja esporádicamente como actor y es bastante inmaduro.

Tras quedar para ver un partido de béisbol y tomar unas copas, se realizan las confesiones (no del todo ciertas) de que cada uno envidia la vida del otro. Curiosamente, al día siguiente, cuando despiertan, se han intercambiado sus vidas, lo que les llevará a apreciar lo que tienen y lo que realmente piensan uno del otro. Las sorpresas están servidas.

Crítica
El aburrimiento y la falta de movilidad nos lleva a devorar cualquier cosa que nos cae en las manos..., sí han leído bien: cualquier cosa. En caso contrario no creemos que nos hubiésemos enfrentado a tal producto.

Es una de esas típicas comedias americanas falta de contenido y cuya única misión es el relleno de la cartelera, a la cual se acercará el público fiel de estos productos vacíos de contenido y cuyo único atractivo es el plantel de actores que la protagonizan.

Ese guión escaso de originalidad y totalmente previsible, se ve además empeorado (si cabe) con algún matiz sexista poco oportuno, buscando el afianzamiento de la amistad masculina. Demasiado tópico, vacío y muy pobre. Si tenía algún ansia por ser transgresora, tremendo fracaso.

Lo único que rellena la pantalla es el cartel de actores, sobre todo el trío formado por Bateman, Reynolds y Wilde (a la que pudimos disfrutar durante un tiempo en la serie televisiva House), la cual es utilizada como mero objeto de deseo y cuya belleza y atractivo se explota en exceso, algo que deja un "tufo" algo denigrante y también penoso. Típico en este tipo de comedias. Suponemos que los dólares justifican muchas cosas.

Su único mérito es la falta de pretensiones, lo que es propio de estas cintas, las cuales buscan satisfacer un sólo objetivo: entretener arrancando unas risas al espectador. En este caso no lo consiguen, a lo que sumamos la escasa calidad de la película en general. Por tanto suspenso estrepitoso.

Ni tenemos ganas, ni material para entretenernos mucho más. Así que el rellenar por rellenar no es nuestro fuerte. Consejo: por favor, deséchenla. Me lo agradecerán, al igual que harán que, por una vez, hayamos sido breves.

Nota general: 1,5 sobre 10.

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jueves, 14 de junio de 2012

Antichrist

Año: 2009.

Dirección: Lars von Trier.

Intérpretes: Willem Dafoe, Charlotte Gainsbourg.

Sinopsis
El matrimonio formado por los personajes de Willem Dafoe y Charlotte Gainsbourg sufre la terrible pérdida de su hijo por un accidente doméstico. Ella, sumida en una profunda tristeza-depresión, es hospitalizada para ser tratada. Su marido, psicólogo de profesión, decide sacarla del hospital y tratarla él mismo, pese a la reticencia profesional de que el terapeuta nunca se debe involucrar personalmente. 

Para superar sus miedos deciden trasladarse a la cabaña del bosque en la que ella pasó el último verano con su niño, preparando una tesis doctoral sobre la mujer, la violencia y su naturaleza. Allí se dará rienda suelta a todo el miedo, al sentimiento de culpa y a la propia naturaleza humana.

Crítica
Bueno llegó su hora. Bueno llegó nuestra hora. Hace mucho tiempo que la tenemos en el fondo del cajón y hasta hoy no hemos tenido la suficiente valentía para enfrentarnos a ella.

Simple y llanamente, si había algo que entender, no lo hemos hecho. Poco más podríamos decir. Casi podría sobrar todo lo que se dijese a continuación, pero bueno, a ello que vamos.

No vamos a poner en duda la creatividad, la originalidad, la inteligencia, la imaginación y el ingenio del director Lars von Trier. Pero señores, desde la ignorancia y la sinceridad, a esta película no le vemos fundamento, ni consistencia, ni coherencia. Insistimos, no la entendemos.

Una historia densa, compleja, con mucha masa, tanta que se nos echa encima y nos aplasta. Nos cae como un ladrillo en la cabeza, en el alma. Trata de ahondar en la naturaleza, en la maldad, en las profundidades de la culpa, en la oscuridad de la depresión poniendo de manifiesto y al descubierto todos sus síntomas: la ansiedad, el daño (propio y ajeno), el rencor, la violencia, la justificación, el sentimiento de culpa, la lesión, el placer desbocado, la mutilación, el pánico, el terror...

Pese a montar la historia en cuatro capítulos con su prólogo y su epílogo, un cierto caos ordenado gobierna toda la cinta y a los espectadores profanos y poco doctos como nosotros, se nos hace dura, densa, enrevesada, violenta, cruel.... y todo ello nos conduce a no entenderla y por tanto a no poder justificarla.

Elementos de mérito tiene, desde luego. Y también los vamos a mencionar. El guión, aunque ampliamente incomprensible e injustificable, va in crescendo, crece poco a poco y no nos digan muy bien porqué, nos mantiene ahí, pegados a la pantalla, expectantes. Visualmente bien ejecutada (algunos premios de fotografía obtuvo) y con un prólogo que es una delicia en ese aspecto. Buena en lo visual, aunque se expongan en ella imágenes excesivamente duras (en lo sexual y en lo violento), transgresoras, grotescas y desagradables. A nuestro juicio algunas de ellas sobraban o no debían ser tan explícitas.

Es un Lars von Trier reconocible y con su firma impresa a fuego, pero en este caso  posiblemente exacerbado, dando forma a una cinta concebida posiblemente bajo los efectos de demasiado tetrahidrocanabinol y sumido en un profundo abismo depresivo y de autodestrucción, o al menos eso nos sugiere.

No se la puede tachar de pretenciosa, porque no creemos que lo sea. Simple y llanamente el director y guionista ha tratado de llevar a la pantalla sus propios delirios, aunque éstos no tuvieran ni pies ni cabeza (delirios son y no los necesitan), permitiéndose para ello transgredir y emplear todo tipo de imágenes, por mucho que estuviesen cargadas de violencia, de dureza y de sangre. Ni siquiera pretende ser provocadora, simplemente la dureza es un recurso para describir ese mundo patas arriba que se quería contar.

Pese a lo claustrofóbico de los espacios (por momentos) y de las personas (todo el peso recae en sus dos únicos protagonistas), el trabajo de Willem Dafoe y Charlotte Gainsbourg es brillante y desde luego que no era nada fácil. Los desafíos a los que se somete el señor Dafoe son admirables y los retos que asume nada fáciles. Los supera y siempre bien, y eso es de alabar. Cuanto más convencionales son los papeles a los que se enfrenta, peor lo hace. Lo suyo es lo arriesgado, lo prohibido, lo transgresor, lo que casi nadie se atreve a hacer...y eso él siempre lo hace bien, sin importarle la carga física, sexual o provocadora que el papel conlleve. Charlotte Gainsbourg da forma a un personaje también difícil y complejo, quizá peque de plano en algunos momentos, pero la verdad es que consigue redondear una de sus mejores interpretaciones, si no la mejor, lo que le valió algunos premios.

Es una cinta no apta para todos los públicos, claro que no. Encontrará reductos en los que se la idolatrará, y la inmensa mayoría la aborrecerá, porque muchos, entre ellos nosotros, ni la entenderemos ni la hemos entendido, por mucho que algún entendido nos la explique (que creo que será incapaz) o nos la justifique (esto otro muchos lo harán).

Difícil y compleja. Transgresora y violenta. Alejada de la realidad y navegando en la nebulosa de un mundo irreal, denso e impracticable. Por contra presenta grandes interpretaciones, visualmente está bien ejecutada y   aunque no lo parezca, por todo lo que hemos dicho, ha conseguido mantenernos atentos hasta el final... Eso sí, tras ese mismo final, nos hemos preguntado, ¿esto qué es?, ¿qué es lo que acabo de ver?, ¿eran necesarias todas esas imágenes violentas?, ¿qué significa?.... Quizá sea ese el problema; nos preguntamos demasiadas cosas y eso que nos consideramos simples (porque lo somos).

Nota general: 3,0 sobre 10.

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miércoles, 13 de junio de 2012

Dream House (Detrás de las Paredes)

Año: 2011.

Dirección: Jim Sheridan.

Intérpretes: Daniel Craig, Rachel Weisz, Naomi Watts, Marton Csokas, Elias Koteas.

Sinopsis
La familia compuesta por Will (personaje interpretado por Daniel Craig), Libby (personaje de Rachel Weisz) y sus dos hijas se mudan a una nueva casa, la cual tiene un horrible pasado. En ella ocurrió una gran tragedia que se saldó con tres asesinatos, algo que está muy latente en el barrio.

Will tratará de descubrir lo que realmente pasó en la casa y la relación con extraños sucesos que le están ocurriendo a su familia. Es entonces cuando conocerá a Ann Peterson (personaje interpretado por Naomi Watts), quien conocía a los anteriores dueños y a los que le unía una fuerte amistad.

Crítica
No es un género que tratemos en exceso en este espacio, pero bueno, como reza nuestro lema y nuestra filosofía, toda película merece una oportunidad y todo film tiene cabida en esta ventana de desconocimiento. Se lla daremos pues, y nuestra opinión también.

Es uno de esos títulos del año 2011 que pasaron sin pena ni gloria por nuestras carteleras y que prácticamente cayeron muy pronto en el olvido.  En el listado de películas pendientes la teníamos y éste ha sido un buen momento para visionarla. Pese a la temática (género que no amamos y que normalmente no nos gusta), la cinta tiene varios atractivos, entre los que destacamos a su director y al elenco de actores que lo protagonizan: Sheridan, Craig, Weisz y Watts son un póker de nombres con galones y al que sus trabajos anteriores avalan. Ya les adelanto que a cualquiera de los cuatro, este film les hace un flaco favor y será de lo menos destacable de su biografía.

Es sin duda un producto muy raro para la firma de Jim Sheridan, quien en el pasado ha dado forma a grandes títulos, con grandes guiones y abordando  temáticas contundentes. No es éste el caso. Aquí dirige algo a medio camino entre el thriller, el suspense y el miedo psicológico. Una película impropia para el competente de Sheridan, que no va a ganar ningún seguidor, pero en cambio perderá unos cuantos.

El guión trata de darle una vuelta a las decenas de películas realizadas que giran sobre la misma temática, pero es muy previsible desde el principio y, como consejo, si no quieren spoiler, no vean el trailer, destroza el poco misterio que la cinta tenía. Historia muy convencional, previsible y poco imaginativa. Y no sólo eso, a nuestro juicio, el guión presenta algunos errores o incongruencias en la historia, que, por no destrozar, no les desvelaremos, pero de las que sin duda se darán cuenta.

Si la historia no engancha, el cómo se ha montado no ayuda a mantener, mejor dicho, ni a conseguir, la más mínima tensión. Es una cinta aburrida, falta de ritmo, carente de contenido y a los veinte minutos ya te estás arrepintiendo de haberle prestado atención, asaltándote  las ganas de abandonarla y de no darle la oportunidad de que alcance su final.

No hay elementos que te enganchen, que te hagan estar en tensión, por lo que es fácil caer en la tentación de dormirse y dejarla por imposible. Ni la música ni los efectos visuales te llegan a despertar la más mínima sensación positiva.

La protagonizan tres grandes actores, de talento consumado, pero ni eso consigue aportarle algo a la cinta. Pobres ellos; haberse embarcado en tal aventura... No pueden arreglar el cúmulo de despropósitos y como ya hemos dicho, muy flaco favor les hace a sus carreras, al igual que a la de su director.

No merece nada la pena. Detrás de las paredes, no hay nada. Absolutamente nada.

Nota general: 1,0 sobre 10.

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lunes, 11 de junio de 2012

Thor

Año: 2011.

Dirección: Kenneth Branagh.

Intérpretes: Chris Hemsworth, Natalie Portman, Anthony Hopkins, Tom Hiddleston, Stellan Skarsgård, Rene Russo, Samuel L. Jackson, Jeremy Renner.

Sinopsis
Una antigua amenaza vuelve a aparecer y perturba la paz en Asgard, reino de Odin (personaje interpretado por Anthony Hopkins), padre de Thor (Chris Hemsworth).

Thor, primer hijo de Odin y guerrero arrogante y ambicioso, viaja a las tierras de los gigantes de hielo para dar respuesta a su provocación y acabar con ellos. Esa actitud y el reavivar ese conflicto no es del agrado de Odin, quien no solo no corona a Thor como próximo rey de Asgard, sino que le destierra a la Tierra, arrebatándole todos sus poderes, para que viva así como un simple hombre y no como un dios. No obstante sus enemigos le siguen viendo como una amenaza y enviarán a la Tierra a un terrible villano que tratará de acabar con él.

Crítica
Las lesiones nos tienen encerrados en casa y no mucho cine de actualidad podemos disfrutar. Ya echamos en falta acercarnos a las salas y poder divertirnos dando respuesta a una de nuestras necesidades "más básicas": sentarse en una butaca de cine y simplemente sentir todas y cada una de las sensaciones que nos evoca estar ahí sentados, proyector a la espalda y pantalla al frente. Pues bien, ante esta situación, y alternándolo con el golpe de derecha (izquierda) de nuestro Rafa Nadal (al que desde Cine de la Ignorancia le damos hoy la enhorabuena por entrar en la historia y por ser simplemente el más grande) y los partidos de la Eurocopa, estamos tirando de todos los productos de filmoteca acumulados y de los que nos llegan fruto del cuidado de nuestros vecinos (gracias primo). Y uno de ellos es este Thor, adaptación del superhéroe de MARVEL, al que da vida el coloso de Hemswoth (enamorado de nuestra rubia más cautivadora) y dirige el poco apreciado por este espacio, Kenneth Branagh.

Como siempre que nos enfrentamos a una adaptación de un personaje de cómic, somos gustosos de advertirles que no somos un gran conocedor del mismo (pese a ciertos lazos personales con el mundillo, ya que al que considero el más grande, es el más grande... él lo sabe) y nuestro desconocimiento no va más allá que la culturilla general que nos los ha aproximado a todos.

En este caso, muy pocas eran las expectativas puestas en ella, pero tras haber disfrutado de The Avengers (grande en su género), queríamos darle una oportunidad a esta precuela del gigante nórdico, amo del martillo y señor de las tormentas. Esas pocas expectativas se cumplieron y se hicieron realidad.

La película aprueba con nota en lo que se le debe pedir a estas superproducciones: es grande en efectos digitales, recreando un mundo espectacular y digno del gran Thor, notable en lo visual y sonoro, y aprueba en el conjunto de los efectos especiales. En lo demás suspense y se estrella con nota. Podríamos emplear el topicazo, esperable por otra parte, de m
ucho envoltorio para muy poco contenido.

Es una historia vacía, con muy poca acción. A la cinta le falta un toque de explosión y el golpe de chispa y acción que sí tiene The Avengers. Y todo eso es lo que se quiere en estas adaptaciones: acción de principio a fin que te tengan atado a la butaca y expectante en todo momento. No es así, como nos temíamos.

En ese guión, el romance terrenal de Thor con el personaje de Natalie Portman está presentado y tratado de una forma poco creíble y vacía,  nada imaginativa. Sinceramente esa trama sobraba o por lo menos deberían haberla tratado mejor, dado que es necesaria en la saga de Thor y para comprender el por qué de sus futuros actos y el por qué de su amor por nuestro planeta.

Por otro lado es un producto muy alejado del habitual Branagh y de la materia que repite y dice (y dicen) dominar. Películas más clásicas y con  mayor peso en las interpretaciones que en los efectos, justo lo contrario a lo que aquí tenemos. Un error para todas las partes, pero siempre hay ju$tificacione$ para todo...

En conclusión, su falta de ambición y de imaginación  la convierten en un producto que suspende. Ansía ser correcta, pero esa falta de ambición, la hace quedarse en nada. Una simple presentación del personaje para las entregas posteriores de la saga. Eso sí, en el diseño del envoltorio aprueba con nota: increíble y espectacular Asgard, lleno de color (exceso de brillo, eso sí).

Suspenso.

Nota general: 2,5 sobre 10.

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lunes, 4 de junio de 2012

Carnage (Un Dios Salvaje)

Año: 2011.

Dirección: Roman Polanski.

Intérpretes:Kate Winslet, Christoph Waltz, Jodie Foster, John C. Reilly.

Sinopsis
Basada en la obra homónima de  Yasmina Reza.

Dos parejas (las interpretadas por Jodie Foster-John C. Reilly y Kate Winslet-Christoph Waltz) se reunen en casa de una de ellas para tratar el incidente entre sus dos hijos, los cuales se han peleado. Lo que en principio es una reunión civilizada y racional para tratar de solucionar el problema en cuestión, se va empañando y se complica, adquiriendo tintes tragi-cómicos, típicos, tópicos e inesperados.

Crítica
Estamos ante la última cinta de Roman Polanski que una vez más nos brinda un producto bueno, de calidad, entretenido y lleno de contenido. Es una película corta, pero completa; simple en formas, compleja en contenido;  tópica en cuanto a los diálogos, inusual y sorprendente en cómo se nos presenta.

La cinta se circunscribe únicamente al piso de una de las parejas (la formada por Foster y Reilly) y se ambienta en una ciudad estadounidense (si bien, entendemos que no debió ser rodada allí, dados los asuntos pendientes del director con las autoridades americanas).Pese a ese espacio reducido, la película no es nada claustrofóbica, nada agobiante y eso es evidencia inequívoca de la mano del director, gran diseñador de estos espacios pequeños y sabiéndole dar el tempo y el recorrido necesario para no desplazarnos a los terrenos del aburrimiento y la pesadez.

Es de ritmo rápido y vertiginoso, conduciéndonos a lo que se nos desea mostrar con la mayor celeridad posible sin entretenerse en cosas superfluas e innecesarias, resolviendo en la mayor brevedad posible lo que se quiere exponer y argumentar. Rápido, pero no fácil y sencillo.

La historia indaga en la naturaleza humana, en las relaciones de pareja, en la socialización... en cómo se anteponen las formas sobre los instintos, incluso sobre las realidades de lo que se siente y se sufre, aunque sea en silencio. Desde el personaje de John C. Reilly completamente visceral e impulsivo que ha de habitar tras la cortina de las falsas apariencias y las ganas de agradar, a la civilizada, convencida y compulsiva de Jodie Foster, quien se desmorona ante lo que no comparte, pasando por lo hilarante e irónico del señor Waltz, quien se lleva los mejores diálogos y las mejores frases. Un personaje, el suyo, que escenifica al hombre inmerso en su trabajo y a quien su vida personal le es algo completamente accesorio. Borda ese papel de hombre pegado al móvil y a su trabajo. Sin embargo, casi todo en pose, toda esa civilización, esa calma, esas ganas de conciliar y agradar... se desmoronan a las primeras de cambio, dejando fluir las verdaderas personalidades y lo que realmente cada uno siente y padece, no sólo en lo referente al incidente infantil que les concierne en esta ocasión, sino también en lo relativo a sus propias vidas y sus propias relaciones de pareja. Es ahí donde se llega a los típicos tópicos, pero muy bien expuestos y muy bien introducidos, lo que no deja de hacernos reír y sonreír. Hacernos simplemente disfrutar. Es graciosa y entretenida.

Minimalista en las formas y completamente natural, consigue que el espectador se quede prendado de ella, partiendo de lo que en principio parece una pieza simple de teatro de salón, para terminar acariciando finalmente los límites de obra maestra.

En cuanto a las interpretaciones, los cuatro únicos personajes y protagonistas exclusivos  del film están notables. Particularmente los dos personajes masculinos están sobresalientes; Reilly se lleva el papel más jugoso, Waltz las mejores frases. Ambos adorados por este espacio, ambos soberbios.

Es sin duda una muy buena comedia de comedor, no exenta de sus ricas notas malévolas y provocadoras. El adjetivo provocador no se nos puede escapar, ni podemos de dejar de emplearlo, dado que mucho poso deja en nosotros la temática de las realidades subyacentes, que cuando afloran, explotan y, ¿quién no tiene miedo a esos estallidos de realidad que nos dejan en nuestro sitio?

Muy, pero que muy recomendable. Les llevará sólo un ratito y lo agradecerán.

Nota general: 7,5 sobre 10.

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viernes, 1 de junio de 2012

J. Edgar

Año: 2011.

Dirección: Clint Eastwood.

Intérpretes: Leonardo DiCaprio, Armie Hammer, Naomi Watts, Josh Lucas, Judi Dench.

Sinopsis
Bio-pic sobre el más famoso director de la Oficina Federal de Investigación del gobierno de Estados Unidos (FBI, Federal Bureau of Investigation), John Edgar Hoover, personaje interpretado por Leonardo DiCaprio.

La película recorre desde su nombramiento al frente del FBI en 1924 hasta su muerte en el año 1972, periodo durante el cual fue director de la oficina. Fue el máximo mandatario durante el mandato de varios presidentes americanos y su poder en la sombra fue incluso mayor que el de alguno de ellos. Sus métodos, su ambición, su ansia de poder y su lucha contra el comunismo y la delincuencia, creó, modernizó y puso en marcha lo que hoy en día se conoce como el FBI. Su archivo secreto podría contener inconfensables de toda la clase política americana a lo largo de casi cinco décadas.

Vivió para el FBI olvidándose de vivir y no pudiendo poner de manifiesto su verdadero yo personal.

Crítica
En esta ocasión el bueno de Clint Eastwood trata de ahondar en la personalidad del director del FBI por excelencia, el cual, según parece, llegó a acaparar más poder, en la sombra, que alguno de los presidentes que gobernaron en el país durante su mandato en la oficina federal de investigación.

La cinta es confusa ya que trata de describir tanto las inquietudes personales como las profesionales del propio Hoover y no consigue ni una cosa ni la otra. Nos quiere acercar a los dos lados del personaje y creemos sinceramente que fracasa en ambas asignaturas.

Por un lado trata de describirnos a un frío mandatario obsesionado por la lucha contra el enemigo, llámese éste comunismo, delincuencia, terrorismo, etc., en cuya batalla no quiere trabas administrativas que puedan interferir en  la labor de su oficina de investigación, la cual modernizará y dotará de los medios necesarios y del poder suficiente para ejercer la labor tal y como el la concibe. Su ansia de poder, de manejar información, de combatir a sus enemigos le ciega y le lleva a traspasar la legalidad en sus métodos. Así es como llegará a manejar un archivo privado repleto de expedientes comprometidos con información escabrosa sobre mandatarios, familias y sus entornos. Eso le hacía ser respetado e incluso temido, hasta tal punto que cualquier presidente entrante tenía como una de sus primeras prioridades reunirse con él, cortesía que no podía obviar. Incluso el presidente Nixon, a la muerte de Hoover, intentó por todos los medios hacerse con esos archivos; nunca lo consiguió, estaban celosamente custodiados por la fiel secretaria de Hoover (papel interpretado por Naomi Watts).

Por otro lado, la cinta se aproxima al lado más personal de Hoover, al trato y la dependencia de su madre, a su necesidad de reconocimiento público, a su oculta homosexualidad, a sus frustraciones personales...

No obstante, en ambos enfoques, tanto en la descripción personal como en la aproximación profesional, la película fracasa. Es poco arriesgada, poco provocadora, poco atrevida e Eastwood le da un toque muy discreto, carente de pasión y lejos de lo escandaloso que podría haber sido el personaje en sí mismo.

Es una cinta lánguida, moribunda, casi muerta, que naufraga por un mar en excesiva calma, de aguas pocas profundas, carente de ritmo y cuyo montaje de flashbacks recurrentes no nos aclara y ayuda a distanciarnos aún más de la trama, la cual,  sinceramente, no la encontramos y no entendemos muy bien a lo que nos conduce, si es que conduce a algo. Si no vemos la trama, mal guión por tanto.

Otro elemento que nos aleja del film es el maquillaje y la caracterización de la vejez de los personajes; muy mala y muy poco creíble.

Sobre las interpretaciones casi no queremos ni decir nada, porque esa capa de maquillaje, cera y caretas nos alejan, nos distancian de los actores y de su trabajo. Leonardo DiCaprio está convincente, salvo por el elemento que hemos comentado, y eso que no es de los preferidos de esta ventana de ignorancia. Naomi Watts se queda en un florero Ming adornando el retrete de un bar de tapas.... Ya me entienden.

Una película decepcionante y de lo peor que hemos visto del gran y admirado por nosotros Clint Eastwood, que esta vez entendemos que se estrella contra una película compleja, quedándose en lo políticamente correcto, o lo que es lo mismo, en el limbo de lo incierto sin rascar en el personaje, ni en lo perverso, trastornado y complejo del mismo. Poco atrevida y poco provocadora, cuando el personaje daba de sí.

Nota general: 3,0 sobre 10.

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