Dirección: Alexander Payne.
Intérpretes: Bruce Dern, Will Forte, June Squibb, Stacy Keach, Bob Odenkirk.
Sinopsis
Woody Grant (personaje interpretado por Bruce Dern) es un anciano con síntomas de enfermedad mental propios de su avanzada edad, que cree haber ganado un millón de dólares. Para recibirlo tiene que llegar hasta Lincoln, Nebraska, para lo que no duda en intentar hacerlo caminando, una y otra vez, hasta que su hijo David (personaje interpretado por Will Forte) accede a llevarlo. Durante el viaje la relación entre padre e hijo se irá modificando, alejándose de la frialdad inicial, a la vez que empiezan a aflorar intereses de familiares y amigos, ante la supuesta fortuna de Woody.
Crítica
Hace unas semanas llegó a la cartelera española la última película de Alexander Payne, director americano realizador de recientes éxitos como The Descendants y Sideways. Así que desde CDI hemos pensado que este film sería un buen compañero para pasar una agradable mañana de cine. Además de los antecedentes del director y del gran número de candidaturas y premios que la cinta ha aglutinado, las buenas palabras de algunos amigos (cinéfilos todos y con mucho más criterio que el nuestro) nos han empujado aún más hacia ella.
Nuestras primeras sensaciones van muy ligadas a adjetivos positivos tales como normal, real, dulce, tierna, encantadora, agradable, sincera, emotiva, artística, delicada, cuidada, cautivadora y divertida. Sí, divertida. Porque en ese aparente frío drama, brillan con luz propia los elementos de comedia y los ingeniosos y agudos "gags", la mayor parte de ellos alrededor de una gran June Squibb (nominación al Oscar incluida, no premio). Pero también revolotean en nuestra cabeza los adjetivos lenta y monótona.
El inteligente guión de Bob Nelson construye una historia de personajes rutinarios tan llenos de defectos como la vida misma, la cual ha sido recogida notablemente en unos bellos fotogramas que dan formato a un relato muy real; tan próximo al espectador que te parece estar viviendo dentro de ella. Desde esta tribuna estamos convencidos de que esa hermosura estética se debe en gran medida al haberse rodado en blanco y negro y a su cuidada fotografía, elementos que provocan que "la cinta luzca", pese a la falta de color. Le aportan algo que la hacen tierna y entrañable, sirviendo además de vehículo descriptivo perfecto de la frialdad del entorno, cual brillante metáfora de las relaciones personales establecidas entre padre e hijo (incluso entre todos los muy bien escogidos y seleccionado personajes). Distancias que se van acortando y van tomando luz, calor y color, conforme ese viejo cascarrabias se va abriendo y conforme su hijo va conociendo más sobre el pasado de su padre.
Entre los grandes aciertos de la película destacamos a todo el plantel de actores, donde se nota la minuciosa selección llevada a cabo para escogerlos y para que den vida a estos brillantes e imperfectos hombres y mujeres de la vida cotidiana. Un buen trabajo de todos ellos, destacando los dos actores principales: Bruce Dern, a quien sin duda se le ha dado el mejor papel de su carrera y lo ha sabido interpretar, demostrando lo buen actor que es (quizá consiga superar ese lastre que le ha acompañado siempre de haber matado a John Wayne en la gran pantalla), y un sorprendente Will Forte, que se mete en el papel de ese joven entre los treinta y los cuarenta, que huye de todo compromiso y a quien lo cotidiano le atrapa. No obstante, por encima de todos se encuentra una más que notable June Squibb, causante de los momentos más divertidos de la cinta y de la que rescatamos un cuasi-monólogo en el cementerio, rebosante de comedia.
Entre lo peor cabe mencionar el hecho de que quizá se extienda más de lo necesario, pudiéndole así sobrar algunas escenas y algunos minutos, y que su ritmo sea un poco plano (sin embargo, necesario, a nuestro juicio). Esa lentitud se le puede atragantar al gran público y puede que aleje a un determinado tipo de espectador, amante de emociones más fuertes y elementos cinematográficos que le proporcionen de una evasión, más que de una inmersión en lo cotidiano; aquello de lo cual están buscando huir.
Estamos ante un notable ejercicio de divertida realidad, de elevada calidad artística y muy cuidado, que se ve acompañado de una acertadísima banda sonora original. A nuestro nublado y sin criterio juicio, la película en apariencia más sencilla de Alexander Payne, y la mejor.
Nota general: 7,0 sobre 10.
Nuestras primeras sensaciones van muy ligadas a adjetivos positivos tales como normal, real, dulce, tierna, encantadora, agradable, sincera, emotiva, artística, delicada, cuidada, cautivadora y divertida. Sí, divertida. Porque en ese aparente frío drama, brillan con luz propia los elementos de comedia y los ingeniosos y agudos "gags", la mayor parte de ellos alrededor de una gran June Squibb (nominación al Oscar incluida, no premio). Pero también revolotean en nuestra cabeza los adjetivos lenta y monótona.
El inteligente guión de Bob Nelson construye una historia de personajes rutinarios tan llenos de defectos como la vida misma, la cual ha sido recogida notablemente en unos bellos fotogramas que dan formato a un relato muy real; tan próximo al espectador que te parece estar viviendo dentro de ella. Desde esta tribuna estamos convencidos de que esa hermosura estética se debe en gran medida al haberse rodado en blanco y negro y a su cuidada fotografía, elementos que provocan que "la cinta luzca", pese a la falta de color. Le aportan algo que la hacen tierna y entrañable, sirviendo además de vehículo descriptivo perfecto de la frialdad del entorno, cual brillante metáfora de las relaciones personales establecidas entre padre e hijo (incluso entre todos los muy bien escogidos y seleccionado personajes). Distancias que se van acortando y van tomando luz, calor y color, conforme ese viejo cascarrabias se va abriendo y conforme su hijo va conociendo más sobre el pasado de su padre.
Entre los grandes aciertos de la película destacamos a todo el plantel de actores, donde se nota la minuciosa selección llevada a cabo para escogerlos y para que den vida a estos brillantes e imperfectos hombres y mujeres de la vida cotidiana. Un buen trabajo de todos ellos, destacando los dos actores principales: Bruce Dern, a quien sin duda se le ha dado el mejor papel de su carrera y lo ha sabido interpretar, demostrando lo buen actor que es (quizá consiga superar ese lastre que le ha acompañado siempre de haber matado a John Wayne en la gran pantalla), y un sorprendente Will Forte, que se mete en el papel de ese joven entre los treinta y los cuarenta, que huye de todo compromiso y a quien lo cotidiano le atrapa. No obstante, por encima de todos se encuentra una más que notable June Squibb, causante de los momentos más divertidos de la cinta y de la que rescatamos un cuasi-monólogo en el cementerio, rebosante de comedia.
Entre lo peor cabe mencionar el hecho de que quizá se extienda más de lo necesario, pudiéndole así sobrar algunas escenas y algunos minutos, y que su ritmo sea un poco plano (sin embargo, necesario, a nuestro juicio). Esa lentitud se le puede atragantar al gran público y puede que aleje a un determinado tipo de espectador, amante de emociones más fuertes y elementos cinematográficos que le proporcionen de una evasión, más que de una inmersión en lo cotidiano; aquello de lo cual están buscando huir.
Estamos ante un notable ejercicio de divertida realidad, de elevada calidad artística y muy cuidado, que se ve acompañado de una acertadísima banda sonora original. A nuestro nublado y sin criterio juicio, la película en apariencia más sencilla de Alexander Payne, y la mejor.
Nota general: 7,0 sobre 10.
Tráiler
NEBRASKA, CASI UNA OBRA MAESTRA
ResponderEliminarMe temí lo peor al comienzo de la última película del gran Alexander Payne. Un anciano caminado sin rumbo por el arcén de una carretera, un hijo del abuelete - ya cuarentón y que apenas se trataba con su padre - dispuesto, no obstante, a llevarle en su modesto coche de Montana a Nebraska, a cobrar un millón de dólares que es un timo ostensible. ¡Caramba!. Un ángel de la guarda a la manera de Frank Capra (director al que admiro en varias películas, conste). Pero no. El largo itinerario o road movie deviene en una maravillosa película, filmada en un portentoso y adecuado blanco y negro para que destaque más la abundante nieve, impregnada de humor, de mala uva, de humanidad, de poesía. “Nebraska” es un film con mensaje – mala cosa para la crítica canónica – y éste no es desesperanzado aunque asistamos a una representación de la codicia que no se anda con remilgos. Payne es un magnífico narrador que suele partir de novelillas de escaso fuste, guiones propios o ajenos y no de tebeuchos de la Marvel, juegos de play station, historias “basadas en hechos reales” del todo increíbles y demás guarraditas que tanto molan en los bloquebusteres. Sí el guión es de hierro, las interpretaciones – todas – son extraordinarias. Bruce Dern es la punta de lanza, más pienso que Will Forte (el hijo) y June Squibb (la malhablada y desopilante esposa), le superan. Secundarios de lujo, con Stacy Keach (sí, el boxeador veterano y algo sonado de la obra maestra de John Huston “Fat city”), en plan villano que recibe su merecido.
Leo en una revista clónica de “Cahiers du cinéma” que Alexander Payne se parece a Terrence Malick o James Gray. ¿En qué?. El gran cineasta autor de las excelentes “A propósito de Schmidt”, “Entre copas” y “Los descendientes”, es un claro heredero del cine liberal de Hollywood y no un propagandista del “tea party”, asunto que resuelven “brillantemente” los realizadores de “The tree of life” o “We own the night”. La progresión de Payne es, para mí, evidente; cada película suya supera a la anterior hasta llegar a este portento que es “Nebraska”, a la que únicamente reprocharía sus últimos cinco minutos. El film debió terminar cuando el falso premio del millón se transmuta en…..una gorrita publicitaria. Estupendo Payne, con sus gordos/as de telón de fondo, esclarecedor Payne, clásico Payne. La mejor película estadunidense que veo desde “Mud” de Jeff Daniels, a la que también supera de largo. No habrá oscares para ella, que para eso están los desagradables aullidos de los lobos de Wall Street o la supina memez de “La gran estafa americana”.
Luis Betrán
Muchas gracias Luis Bletrán por hacernos una visita y dejarnos este rico, elaborado, jugoso y tan exacto comentario.
EliminarPoco a debatir contigo; tampoco nos atrevemos. Sería muy osado por nuestra parte, dado que nuestro escaso o nulo criterio no nos lo permitiría.
Agradecemos enormemente tu visita y estamos muy de acuerdo contigo, incluso de lo de MUD, que también nos encanto.
Poco más que decirte, simplemente reiterarte nuestro agradecimiento por asomarte a esta ventana y por compartir con nosotros tu sabio criterio.
Hoy más que nunca, desde la Ignorancia, Lucas Liz.
De lo mejor del año 2013. Soberbia fotografía, interpretaciones, diálogos y ritmo.
ResponderEliminarSaludos.
Hola WtP
EliminarMuchas gracias por asomarte de nuevo por aquí.
Desde luego que es una muy buena película que desde aquí recomendamos.
Desde la Ignorancia, Lucas Liz.
Me emocionó y como tú dices, la mejor película de Payne.
ResponderEliminarHola Anónimo/a!
EliminarMuchas gracias por tus visitas y por dejarnos este comentario.
A nosotros así nos lo parece y nos hizo pasar un agradable y reconfortante momento. Para que le demos un siete....jajaja
Desde la Ignorancia, Lucas Liz.
Pues que queréis que os diga, me pareció muy lenta, aburrida y tediosa. No agunté hasta el final.
ResponderEliminarHola J.B.!
EliminarVaya, vemos que no te ha gustado demasiado. Está claro que es de ritmo pausado y se recrea en la caracterización de los personajes así como en sus cuidados diálogos, dando importancia a los detalles, pero es que es ahí donde se hace precisamente grande.
Sentimos que no te haya gustado; pero ya se sabe, que para gustos, los colores.
Desde la Ignorancia, Lucas Liz.
Peliculón! Qué gran alegría me lleva al verla. Sólo puede recomendarla.
ResponderEliminarHola Anónimo/a!
EliminarMuchas gracias por leer nuestras reseñas y por dejarnos este nuevo comentario.
Nosotros desde aquí también la recomendamos.
Desde la Ignorancia, Lucas Liz.