Dirección: Stephen Frears.
Intérpretes: Judi Dench, Steve Coogan.
Sinopsis
Bio-pic sobre la vida de Philomena Lee (personaje interpretado por Judi Dench), a quien las monjas de un convento irlandés le arrebataron a su hijo. La historia se recoge en un libro escrito por Martin Sixsmith, un periodista a quien aquí pone rostro Steve Coogan, quien junto a Jeff Pope han dado forma al guión de esta cinta.
Philomena se quedó embarazada cuando era una adolescente y sus padres, avergonzados, la internan en un convento donde da a luz a un niño. Las hermanas católicas que lo regentaban obligarán a Philomena a dar en adopción al pequeño. Cincuenta años más tarde se decide a buscarlo, para lo cual contará con la ayuda del periodista Martin Sixsmith, quien acaba de ser destituido de su puesto como corresponsal de una importante cadena mediática y se interesa por lo que él mismo denomina una historia periodística de interés humano.
Philomena se quedó embarazada cuando era una adolescente y sus padres, avergonzados, la internan en un convento donde da a luz a un niño. Las hermanas católicas que lo regentaban obligarán a Philomena a dar en adopción al pequeño. Cincuenta años más tarde se decide a buscarlo, para lo cual contará con la ayuda del periodista Martin Sixsmith, quien acaba de ser destituido de su puesto como corresponsal de una importante cadena mediática y se interesa por lo que él mismo denomina una historia periodística de interés humano.
Crítica
Nos acercamos en este pequeño viaje cinematográfico a la última propuesta de Stephen Frears, director británico que si bien no acaba de encandilarnos, le reconocemos algunos buenos trabajos (a nuestro entendimiento), sobre todo en aquellas ya lejanas Mi Hermosa Lavandería o Alta Fidelidad. En esta ocasión nos trae un nuevo bio-pic femenino, como ya hiciese recientemente con la vida de la reina de Inglaterra en The Queen. Otro proyecto con personaje real de fondo en el que parece haberse involucrado, es en el que relata la vida, el éxito y la caída del ciclista norteamericano Lance Armstrong, famoso por sus proezas sobre la bici y por su irregular uso de fármacos y sustancias dopantes, buscando aumentar su rendimiento deportivo.
Es éste un bio-pic al uso, en el que la protagonista real parece haber estado muy involucrada (recientemente la hemos visto como invitada en la última gala de los Oscar, donde la película tenía alguna candidatura, incluida la de Judi Dench como mejor actriz principal). En él se nos acerca a la dolorosa situación traumática que vivieron multitud de jóvenes irlandesas a quienes les fueron arrebatados sus bebés, por distintas instituciones religiosas, y vendidos a familias estadounidenses, quienes los adoptaban a cambio de dinero. Tristemente es ésta una situación que nos resulta (y resultará en muchos lugares del mundo) muy familiar en España, donde de un tiempo a esta parte están aflorando miles de casos de niños robados y vendidos en distintos hospitales e instituciones. ¡Porca miseria! No podemos dejar de estremecernos y la sensación de angustia y congoja nos invade. ¿Existe algo más doloroso que "arrancarle" un hijo a su madre? Nos cuesta pensar que haya algo peor... Bueno, tampoco nos queremos encender ni extender maldiciendo a instituciones y personas (religiosas o no, pero en los religiosos nos parece aún más sangrante), que no merecen más que un inmenso conjunto de adjetivos calificativos deplorables. Simplemente decirles a ustedes, nuestros lectores, que no pierdan de vista lo que se está mostrando y por tanto denunciando, no lo olviden. En ese sentido es cine social, cine denuncia y cine popular; para ello se ciñe a un formato excesivamente clásico y peca de populista.
La película es un drama donde Frears pone en práctica sus cualidades como realizador, ejecutándola de una forma bastante redonda y sin abusar de metraje. Es uno de esos productos que agradarán al gran público, sabiendo combinar el drama mostrado con alícuotas de comedia, buscando así las risas de un espectador que si bien está inmerso en la amargura e inquietud de la protagonista, tendrá en estos gags el vehículo necesario para sentirse cómodo y no sufrir en exceso. Sin embargo, la carga sentimental puede provocar alguna que otra lágrima de una forma bastante fácil, lo que nunca nos acaba de gustar.
Todo el peso de la cinta recae en sus dos protagonistas, los personajes de Dench y Coogan, que conforman una "extraña" pareja, procedentes los dos de mundos distintos y con intereses dispares en la historia (la búsqueda del hijo de Philomena). Sus mundos y sus intereses acaban convergiendo a la par que avanza la película, acortándose las distancias que les separan. Judi Dench da forma a un personaje lleno de humanidad y entrañable, al que coges cariño desde el primer fotograma en el que aparece; una mezcla de bondad, ternura, amabilidad y madura inocencia que te cautiva y que nos hace recordar a nuestra amada madre o a nuestras entrañables abuelas y bis-abuelas. Es inevitable. Por su parte, Steve Coogan cumple sobradamente su cometido y representa el contrapunto perfecto al personaje de Dench; periodista un tanto petulante y pretencioso, algo egocéntrico, escéptico y agnóstico, tan diferente a la propia Philomena, y que lo único que persigue, en principio, es una importante historia que le devuelva a la cima del panorama periodístico. Esos mundos acaban por encontrarse y por rendirse el uno ante el otro, y viceversa.
El melodrama tiene algunos cambios de ritmo difíciles de entender y que aunque trate de barnizar el áspero trauma que nos está narrando con buenas dosis de diversión, te encamina al lagrimeo y, por tanto, al innecesario juego con los sentimientos del espectador.
Como conclusión, creemos que gustará al gran público, sobre todo al de mayor edad; de eso no nos cabe duda. Apela en exceso al sentimentalismo y tiene cierto aroma a cine de otro tiempo, lo que... bueno, decidan ustedes cuando la vean.
Es éste un bio-pic al uso, en el que la protagonista real parece haber estado muy involucrada (recientemente la hemos visto como invitada en la última gala de los Oscar, donde la película tenía alguna candidatura, incluida la de Judi Dench como mejor actriz principal). En él se nos acerca a la dolorosa situación traumática que vivieron multitud de jóvenes irlandesas a quienes les fueron arrebatados sus bebés, por distintas instituciones religiosas, y vendidos a familias estadounidenses, quienes los adoptaban a cambio de dinero. Tristemente es ésta una situación que nos resulta (y resultará en muchos lugares del mundo) muy familiar en España, donde de un tiempo a esta parte están aflorando miles de casos de niños robados y vendidos en distintos hospitales e instituciones. ¡Porca miseria! No podemos dejar de estremecernos y la sensación de angustia y congoja nos invade. ¿Existe algo más doloroso que "arrancarle" un hijo a su madre? Nos cuesta pensar que haya algo peor... Bueno, tampoco nos queremos encender ni extender maldiciendo a instituciones y personas (religiosas o no, pero en los religiosos nos parece aún más sangrante), que no merecen más que un inmenso conjunto de adjetivos calificativos deplorables. Simplemente decirles a ustedes, nuestros lectores, que no pierdan de vista lo que se está mostrando y por tanto denunciando, no lo olviden. En ese sentido es cine social, cine denuncia y cine popular; para ello se ciñe a un formato excesivamente clásico y peca de populista.
La película es un drama donde Frears pone en práctica sus cualidades como realizador, ejecutándola de una forma bastante redonda y sin abusar de metraje. Es uno de esos productos que agradarán al gran público, sabiendo combinar el drama mostrado con alícuotas de comedia, buscando así las risas de un espectador que si bien está inmerso en la amargura e inquietud de la protagonista, tendrá en estos gags el vehículo necesario para sentirse cómodo y no sufrir en exceso. Sin embargo, la carga sentimental puede provocar alguna que otra lágrima de una forma bastante fácil, lo que nunca nos acaba de gustar.
Todo el peso de la cinta recae en sus dos protagonistas, los personajes de Dench y Coogan, que conforman una "extraña" pareja, procedentes los dos de mundos distintos y con intereses dispares en la historia (la búsqueda del hijo de Philomena). Sus mundos y sus intereses acaban convergiendo a la par que avanza la película, acortándose las distancias que les separan. Judi Dench da forma a un personaje lleno de humanidad y entrañable, al que coges cariño desde el primer fotograma en el que aparece; una mezcla de bondad, ternura, amabilidad y madura inocencia que te cautiva y que nos hace recordar a nuestra amada madre o a nuestras entrañables abuelas y bis-abuelas. Es inevitable. Por su parte, Steve Coogan cumple sobradamente su cometido y representa el contrapunto perfecto al personaje de Dench; periodista un tanto petulante y pretencioso, algo egocéntrico, escéptico y agnóstico, tan diferente a la propia Philomena, y que lo único que persigue, en principio, es una importante historia que le devuelva a la cima del panorama periodístico. Esos mundos acaban por encontrarse y por rendirse el uno ante el otro, y viceversa.
El melodrama tiene algunos cambios de ritmo difíciles de entender y que aunque trate de barnizar el áspero trauma que nos está narrando con buenas dosis de diversión, te encamina al lagrimeo y, por tanto, al innecesario juego con los sentimientos del espectador.
Como conclusión, creemos que gustará al gran público, sobre todo al de mayor edad; de eso no nos cabe duda. Apela en exceso al sentimentalismo y tiene cierto aroma a cine de otro tiempo, lo que... bueno, decidan ustedes cuando la vean.
Nota general: 5,0 sobre 10.
Tráiler
No vale la pena
ResponderEliminarHola Anónimo/a!!
EliminarTampoco es eso. La historia real merece ser denuncia (por supuesto que sí) y la interpretación de Judi Dench (tampoco nada mala la de Steve Coogan) bien merece el pago de la entrada.
Desde la Ignorancia, Lucas Liz.
He de decir que la historia me conmovió y la interpretación de Judi Dench está muy bien. Así que yo sí que la recomendaría.
ResponderEliminarHola J.B!
EliminarMuchas gracias por este nuevo comentario.
Pues si te gustó, eso es lo importante. No es un peliculón, ni mucho menos, pero tiene elementos por los que merece la pena verla; poner de manifiesto los hechos denunciados, las interpretaciones...
Desde la Ignorancia, Lucas Liz.