viernes, 22 de noviembre de 2013

Séptimo

Año: 2013.

Dirección: Patxi Amezcua.

Intérpretes: Ricardo Darín, Belén Rueda.

Sinopsis
Lo que en principio es un inocente juego en el portal de casa entre un padre y sus hijos, se convierte en una auténtica pesadilla.

Sebastián (personaje interpretado por Ricardo Darín) acude al domicilio de su ex-pareja, Delia (personaje interpretado por Belén Rueda), para acercar a sus hijos al colegio, como cada mañana. Mientras él baja por el ascensor, los niños lo hacen por las escaleras. Para su sorpresa, cuando llega a la planta baja, los niños no sólo no han llegado; no lo hacen durante un buen rato. Algo les ha pasado. Ahí comenzará una angustiosa búsqueda, tanto de los niños como de la verdad de lo acontecido.

Crítica
Una vez más el cine nos da cobijo y escondite, alejándonos así de nuestros quehaceres diarios y que tan "hasta arriba" nos traen últimamente. A esta visita a nuestro diván de tranquilidad y sosiego contribuye que dos grandes plataformas de proyección cinematográfica decidieron bajar precios durante esta semana (en España) y permitirnos adentrarnos en las salas de cine por sólo tres euros con cincuenta céntimos por entrada. Aun así, seguro que ganaron dinero, y desde luego que las salas presentaban un mejor aspecto que en semanas anteriores. Seguimos envueltos en las mismas reflexiones que ya les trasmitimos tiempo atrás, durante la semana del cine, sobre precios y afluencia a las salas.

Bueno, dejemos la paja y al grano. Séptimo es la película elegida.

Se trata de una cinta de falsa intriga y engañoso suspense. Un desdibujado trazo de algo que aspiraba a ser un thriller angustioso, inquietante y frenético, materializándose en ese ensayo de incipiente primera versión de borrador que grita deseoso para que le pasen por encima la pulidora y la abrillantadora. Una pena que no se hiciese previamente.

El film da comienzo con una primera parte que genera, aunque sea con cuentagotas, cierta ansiedad y angustia, la cual se apodera de nosotros, en buena parte gracias al vivaz ritmo con el que se dota al film. Además, en ese punto los acordes sonoros y musicales acompañan, cosa que trágicamente después roza lo esperpéntico. Es en este tramo donde la historia logra calar y consigue que el espectador se aproxime al sufrimiento de ese padre encarnado por Ricardo Darín, el cual, notable en formas y gestos, consigue transmitir ciertas dosis de inquietud al tener que enfrentarse a la pérdida inexplicable de sus hijos y asumir la posibilidad de que han sido secuestrados.

Ese primer tramo de escaleras consigue mantenerte alerta. No obstante, según vamos avanzando, cual sobresaliente cuesta abajo, entre el séptimo y el bajo, algo más que los niños se pierde. Esos indicios de buenas sensaciones duran muy poco y según avanzamos, la película se va diluyendo y ensombreciendo por el camino, más aun cuando trata de justificarse y resolverse ella misma, despejando pobremente el dilema planteado, tanto en formas como en fondo.

Para rematar el infructuoso ejercicio, el desenlace se anticipa de forma temprana y mediante una torpe ejecución demasiado plausible, convirtiéndose en previsible. Es así, a pesar de los múltiples y deliberados engaños a los que el guión nos quiere someter; evidentemente sin conseguirlo. Trata de desviar nuestra atención hacia otras historias que puedan justificar la problemática principal, si bien sólo consigue emborronarlo todo por completo, a la vez que difumina y elimina  las insinuaciones  iniciales. Entonces, se nos hace doblemente engañosa; por lo que promete y no cumple, y por tratar de engañarnos dejando esas falsas miguitas de pan. Son muchas sub-tramas accesorias o breves historias paralelas que tratan de que el espectador desvié su atención hacia posibles culpables y posibles desenlaces. Sin embargo, parecen haber conseguido el efecto contrario, apuntando aun más en la misma dirección. Falta maestría para haberlo hecho bien. Si algo de implicación sentimental podría haber, comienza a diluirse tras ese primer tercio y se pierde por completo con ese desenlace.

Lo mejor, la interpretación de Ricardo Darín. Este hombre siempre aporta un buen trabajo. Además, agradecemos que la película sea corta y no se nos dilate el castigo. Tampoco había para mucho más. Ya se sabe: "de donde no hay...".

Nota general: 3,0 sobre 10.

Tráiler

2 comentarios:

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