Dirección: Rian Johnson.
Intérpretes: Joseph Gordon-Levitt, Bruce Willis, Emily Blunt, Jeff Daniels.
Sinopsis
Los Loopers son un grupo de asesinos que matan por encargo a personas del futuro, las cuales se "envían" al pasado para su ejecución y para que los Loopers se deshagan de sus cuerpos. Cada encargo les reporta un buen botín.
Los problemas surgen cuando los Loopers reciben el encargo de eliminarse a sí mismos, tal y como le ocurre a Joe (personaje interpretado por Gordon-Levitt en su edad joven y por Bruce Willis en el futuro). La simultaneidad en el tiempo de "ambos Joe" acarrea una serie de problemas que hay que corregir y que la organización que controla a los Loopers ha de solucionar.
Los problemas surgen cuando los Loopers reciben el encargo de eliminarse a sí mismos, tal y como le ocurre a Joe (personaje interpretado por Gordon-Levitt en su edad joven y por Bruce Willis en el futuro). La simultaneidad en el tiempo de "ambos Joe" acarrea una serie de problemas que hay que corregir y que la organización que controla a los Loopers ha de solucionar.
Crítica
Una de estas películas del fondo de la filmoteca que nos servirá para volver a hablarles de cine, después de una prolongada ausencia, y no por vacaciones, se lo podemos asegurar, sino por nuestras ocupaciones laborales y estudiantiles que nos tienen absorbidos.
Este título de 2012 cayó en nuestras manos mediante el dudoso arte del descenso continuado de bits a través de fibra óptica, y la teníamos ahí aparcada en busca de un buen momento para su visionado, sin tener esperanza alguna de sorpresa y/o alegría; pensando, más bien, que sería otra de tantas que nunca veríamos o que si lo hiciésemos, rastro alguno dejase en nuestras neuronas.
Mezcla de cine pseudo-negro (sin faltarle una hermosa chica, eso sí, sin unos bonitos tacones y una melena ondulada) y acción, la cual se busca y se aliña con una pretendida original narración (pero que tristemente nos resulta excesivamente familiar), a medio camino entre la mesura cerebral de las conversaciones y el caos estético presentado. Sí, casi difícil de entender que caos y mesura se conjuguen en la misma oración mediando tan pocas palabras entre ellos, hasta para nosotros, pero destellos de ambas cosas nos van salpicando a lo largo de toda la cinta.
Apasionante no es, desde luego, y tampoco podemos decir que nos haya calado más allá de la dermis, pero el curioso ejercicio de mezcolanza indie iba despertando en nosotros cierto interés, si bien nos presumíamos el desenlace. Es en el último tramo cuando nos agota y nos revienta, haciéndose demasiado densa en las formas y en las palabras (además de previsible en la resolución), lo que transporta también al espectador; en este caso a "auto-ejecutarse" en posición horizontal con la recompensa de coger el sueño, y con suerte no soltarlo durante unas horas.
En cuanto a las interpretaciones, la caracterización de Gordon-Levitt le asemeja físicamente a un posible Willis joven, pero falto de la rudeza y la aspereza en los gestos que el bueno del protagonista de La Jungla de Cristal siempre "nos regala habitualmente". Aparece también por ahí "uno de nuestros fetiches", Emily Blunt: siempre guapa y "siempre aprovechable", por muy pocos minutos que se le concedan. Por el contrario, Jeff Daniels parece fuera de lugar completamente.
Tras tanta ausencia, no es de recibo aburrirles con demasiadas palabras, así que lo vamos dejando. Concluimos que se trata de un entretenimiento de sofá, que no desagrada y cubre huecos pre-descanso. Aspira a más de lo que llega; sueña originalidad, cae en lo recurrente.
Nota general: 3,0 sobre 10.
Este título de 2012 cayó en nuestras manos mediante el dudoso arte del descenso continuado de bits a través de fibra óptica, y la teníamos ahí aparcada en busca de un buen momento para su visionado, sin tener esperanza alguna de sorpresa y/o alegría; pensando, más bien, que sería otra de tantas que nunca veríamos o que si lo hiciésemos, rastro alguno dejase en nuestras neuronas.
Mezcla de cine pseudo-negro (sin faltarle una hermosa chica, eso sí, sin unos bonitos tacones y una melena ondulada) y acción, la cual se busca y se aliña con una pretendida original narración (pero que tristemente nos resulta excesivamente familiar), a medio camino entre la mesura cerebral de las conversaciones y el caos estético presentado. Sí, casi difícil de entender que caos y mesura se conjuguen en la misma oración mediando tan pocas palabras entre ellos, hasta para nosotros, pero destellos de ambas cosas nos van salpicando a lo largo de toda la cinta.
Apasionante no es, desde luego, y tampoco podemos decir que nos haya calado más allá de la dermis, pero el curioso ejercicio de mezcolanza indie iba despertando en nosotros cierto interés, si bien nos presumíamos el desenlace. Es en el último tramo cuando nos agota y nos revienta, haciéndose demasiado densa en las formas y en las palabras (además de previsible en la resolución), lo que transporta también al espectador; en este caso a "auto-ejecutarse" en posición horizontal con la recompensa de coger el sueño, y con suerte no soltarlo durante unas horas.
En cuanto a las interpretaciones, la caracterización de Gordon-Levitt le asemeja físicamente a un posible Willis joven, pero falto de la rudeza y la aspereza en los gestos que el bueno del protagonista de La Jungla de Cristal siempre "nos regala habitualmente". Aparece también por ahí "uno de nuestros fetiches", Emily Blunt: siempre guapa y "siempre aprovechable", por muy pocos minutos que se le concedan. Por el contrario, Jeff Daniels parece fuera de lugar completamente.
Tras tanta ausencia, no es de recibo aburrirles con demasiadas palabras, así que lo vamos dejando. Concluimos que se trata de un entretenimiento de sofá, que no desagrada y cubre huecos pre-descanso. Aspira a más de lo que llega; sueña originalidad, cae en lo recurrente.
Nota general: 3,0 sobre 10.
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